martes, 10 de mayo de 2011

Somos seres masoquistas




¿Cuántas veces nos hemos encontrado diciendo, prometiendo a los cuatro vientos que no permitiríamos que sucediera de nuevo? ¿Cuántas veces nos hemos encontrado odiándonos porque nuevamente al parecer hemos roto ese pacto?... bueno, así estoy ahora.

Me carga, honestamente me carga sentirme así. Hasta un par de meses atrás vivía del famoso y práctico "touch and go" y pasándolo regio... o al menos así lo creía. Jugando a no sentir nada, a mirar al gil que estuvo en mi cama (más bien yo en la de él) como si fuese un total desconocido, como si no hubiera sentido interés, cariño, atracción en la hora (dos en caso q realmente valiera la pena) de intercambio de fluidos y pasiones animales. Sí, eso me gustaba pensar, que solo se trataba de pasiones animales. Pero lamentablemente y como mi amiga "Cosmo" dice, en las mujeres no existe realmente el amor por una noche ya que irremediablemente cuando llegas a la cama del gil (o el a la tuya) estás pensando en ese momento que podrías realmente pasar de ese encuentro y dejar de lado lo animal, quizás llegando a formar algo mas serio... hasta que el pobre dice algo, se mueve o recuerdas que NO puedes darte el lujo de sentir más que pasión por alguien, cuando recuerdas lo que viviste luego de tu última ruptura y las promesas hechas a los cuatro vientos... y ahí vuelves a casa a tu rutina como si nada, auto convenciéndote que estás "súper" y que los hombres son un real problema.

Así pasan los meses y cada vez que puedes le tiras mierda a tus amigas que están en la etapa enamoramiento, recordándoles lo infieles, malos y desgraciados que son "todos"... como si mientras más lo repites fueras borrando cual conjuro las lágrimas y penas que sentiste hasta hace poco tiempo atrás.

Eso mientras puedas. Porque siempre (SIEMPRE) aparece  alguien que te recuerda lo bueno que era despertar con alguien a tu lado, llorar y tener quien te consuele y hasta putear y tener a quien putear. Y cuando te das cuenta que pasa de ser el encuentro animalesco y comienzas a realmente disfrutar de su compañía, caes en la compleja disyuntiva de mandarlo a la punta del cerro o... seguir con él.

Si es la segunda sabes lo que viene: una par de meses de jurarse amor eterno, de llamarse el uno al otro como "perrita, gatita, chanchito, osito, gordito" y todo lo terminado en "ito", de nuevamente comenzar a contarle las historias de tu vida, descubrir tanto tus gustos como mañas (en mi caso esto me sale largo, que tengo muchísimas mañas, lo que garantiza al menos 6 meses de compañía) la felicidad que te reportan ciertos detalles, etc. Pero también tienes claro que se vienen lágrimas, decepciones, llantos, peleas y reconciliaciones.... y si es así ¿qué haces?.


 Como dice mi querido @granpez citando a algún autor extranjero:  "EL AMOR, ES PARA VALIENTES"...


.... Decida usted.... yo, creo que prefiero dejarme llevar.


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